domingo, 14 de febrero de 2010

El tabaco, una lección de la gripe A

En los tiempos del cuplé las mujeres fumaban para calmar su pasión. Hoy se nos prohibe calmar la "pasión" que todavía nos queda padecer con Zp.




El Rey ha entrado en la pista del circo ibérico, al parecer por iniciativa propia. Ya tenemos a todas las instituciones diciendo gansadas. Es el momento de plantearnos cómo vamos a soportar el desastre que se nos viene encima sin remedio. Porque no creo que en Europa haya nadie que le apetezca rescatar a un país en el que diez millones de lelos seguirán votando a un payaso como Zapatero. Y la oposición ha hecho un curso intensivo de payasología, con gran aprovechamiento. Lo mejor, cuando hay problemas, es fumarse un par de cigarritos.

La diferencia entre el tabaco y la droga, o el sexo, es que el tabaco tonifica el sistema nervioso. Si eres una persona muy ansiosa, lo más que te puede pasar es que te fumes tres paquetes diarios, porque no te da tiempo de más. Pero el sexo y la droga exigen cada vez estímulos mayores. Si no controlas el sexo, terminas siendo un degenerado, capaz de fornicar con todo lo que se ponga por delante. Si te metes por la droga, o acabas muerto, o arruinado. O hecho una ruina económica y humana. La muestra la tenemos en los políticos, una partida de zarrapastrosos sin la menor personalidad.

He contado en varias ocasiones cómo descubrí la falsedad de la campaña antitabaco, precisamente leyendo revistas médicas, tratando de encontrar una razón para dejar de fumar. La campaña se fundaba en unos disparates de libro. Desde entonces (1981), he seguido la campaña, y los disparates se amontonan. El último que recuerdo es el de un catedrático de Medicina, especialista en el pulmón. Decía que el tabaco contiene 4.000 sustancias, y todas nocivas. La sabiduría progre nos recomienda adorar a los simios grandes. Pero al que hay que adorar es al tabaco: una planta que contiene 4.000 sustancias, todas nocivas, no cabe duda de que es un prodigio de la naturaleza.

Siempre me he sentido impotente ante la Organización Mundial de la Salud. Pero la gripe A ha demostrado que la OMS puede organizar un monumental negocio a partir de una leve sospecha. La OMS dice que no ha sido un negocio. Que la historia la juzgue. La campaña antitabaco lo es.

Si el miedo que nos han metido en el cuerpo con el tabaco nos impide tonificar nuestro sistema nervioso, es fácil que acabemos en un centro de salud mental. Y lo malo es que, antes o después, nos encontraremos allí con Zp.

7 comentarios:

  1. Lo del tabaco es una hipocresía muy grande.
    Es cierto que los cigarrillos comercializados contienen gran cantidad de veneno y adictivos, no los contiene el tabaco en sí, es decir las hojas de la planta, sino que estos elementos les son añadidos.
    Por lo tanto, son las tabacaleras las culpables de enfermedades y muertes. Y el Gobierno por permitir la venta de veneno.

    En su hipocresía hacen ver que se preocupan por nuestra salud, pero no prohibirán su venta porque perderian muchísimo dinero. Demasiado.

    El tabaco solo no produce ningún daño y, como dices, es beneficioso. Pero esto ya es como los programas basura de la tele: las cadenas quieren grandes beneficios constantes e inmediatos, algo que no consiguen si todos los usuarios hacemos un uso responsable de la televisión, mirando sólo programas de interés.

    La guerra de audiencias por la parrilla televisiva hace que cada vez emitan más basura para tener al rebaño amorrado a la pantalla y viene a ser lo mismo que hacen las tabacaleras, añadir aditivos adictivos, con la salvedad de que estos pueden resultar mortales.

    En cuanto al coronado, se le nota demasiado que le dió un aire al nacer, porque si cree que apoyando a la izquierda va a salvar el cuello... A saber qué fantasías se han montado él y el Caligula.

    ResponderEliminar
  2. Querida Leona, ¿ves lo difícil que es salir de la manipulación? Que el tabaco produce enfermedades, y que es una adicción, o que lleva productos adictivos forma parte de la campaña. Todo lo que se dice es mentira.
    El tabaco es una costumbres. Las costumbres cuanto más duran, más arraigadas están, y más difícil es prescindir de ellas. Es como si dijéramos que somos adictos a llevar zapatos, porque no somos capaces de salir descalzos a la calle, o adictos a comer, porque el día que no comemos nos ponemos de los nervios.

    Al coronado debió darle un aire, desde luego. Pero al calígula debieron parirlo en vacío, y la falta de presión debió absorberle el cerebro por la nariz.

    ResponderEliminar
  3. Bueno, como fumo mucho, y más ahora que no trabajo, uso un cenicero de agua, de restaurantes. Cuando lo vacío en el colador, el agua está completamente negra, como café fuerte.

    En cuanto a la adicción, lo cierto es que durante mis embarazos dejé de fumar sin problema alguno, voluntariamente, por la salud del bebé. Hasta más de un año después no volví a fumar. Lo hago porque me gusta y no quiero dejarlo por más que los médicos se pongan pesados.

    Oye, pues a la real nuera parece que también le dió un aire en algún momento. Dicen que se comporta como si fuese la reina de Inglaterra y desprecia al pueblo.
    Se ve que en su caso el cuento se está mezclando y de Cenicienta pasa a bruja. Tanto pasar por el quirófano...

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  5. Morir moriremos igual, pero mejor no crearnos dependencias.

    ResponderEliminar