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lunes, 2 de noviembre de 2009

Carne de cañón contra la Iglesia

Cuando a Pepiño lo nombraron Ministro de Fomento, se lo cogió con gran entusiasmo, e inmediatamente se puso a trabajar. Llamó a un equipo de técnicos en ferrocarriles norteamericanos, y les explicó dónde vendían trenes rápidos, como los que tenemos en España. "Las comisiones son muy interesantes", concluyó con su habitual mano izquierda.

Después, como no entendía nada de lo que pasaba en aquel Ministerio, volvió a su antigua función de Bufón Mayor del Califa de las Hijas Bellas. Porque también Lady Pachín había resultado un fracaso. Está monísima, desde luego, con su puñito en alto. Pero el cerebro no hay quien se lo levante.

El equipo de investigación de Lógica Aplicada estaba intrigado con lo que haría Pepiño en su tiempo libre. Se fueron a los moros y compraron un micrófono MHS (Monodirectional High Sensibility, no confundir con el MHS, Multidirectional High Sensibility). Lo enfocaron al despacho de Pepiño y captaron la siguiente conversación con el Ministro de Educación.

Ministro: Los objetivos de la Ley de Educación están prácticamente conseguidos. Los niños han aprendido a ponérselo, y lo usan habitualmente. Lo malo es que también han aprendido a quitárselo, y aumentan los embarazos. Sería necesario hacer una campaña de sensibilización en la tele en la que se les explique a los niños que el perindolito debe estar cubierto durante toda la función.

Pepiño: La idea es interesante. Pero nuestro plan es más completo. Hemos puesto a la venta pastillas abortivas sin receta. Pronto las niñas preferirán matar a sus hijos en un matadero legal, con asesinos profesionales. Y eso es dinero. Por eso es mejor que se lo quiten.

Ministro: Yo soy metafísico y no he entendido una palabra de lo que me has dicho. Pero beso los pies del Califa.

Pepiño pensó, este tonto no se va a llevar ni un duro del negocio. De hecho ya ha lanzado contra la Iglesia una piara de los que se lo quitan. Son jóvenes, es decir, baratos. Se sienten suficientemente pagados con fabricar abortos. Pepiño solo tiene que determinar quiénes van a participar en los beneficios de los mataderos.